Reseña: El Club de la Pelea | Película | Análisis


    El sueño es crucial para mantener una mente sana. ¿Pero qué ocurre cuando no se proporciona al cuerpo y la mente el descanso necesario? Esto se explora en la película El Club de la Pelea, dirigida por David Fincher y protagonizada por Edward Norton y Brad Pitt. Esta obra cinematográfica narra la vida de un oficinista que sufre de insomnio y encuentra alivio en una sociedad secreta que despierta sus instintos más primitivos. La película se destaca por su contenido filosófico profundo y una crítica vehemente al consumismo, utilizando el insomnio como un medio para explorar cómo este trastorno puede perturbar la psique.

    Haffner (1887) postuló que “el sueño prosigue la vida de vigilia”, sugiriendo que la interrupción del ciclo circadiano por el insomnio conduce a una percepción distorsionada de la realidad, donde los pensamientos se vuelven confusos y densos (“El sueño y sus trastornos”, Haffner, 1887).

    Diversos estudios científicos han determinado que la ausencia o privación del sueño son causantes de alteraciones de la conciencia, pérdida de la concentración, confusión, entre otras. En el film de Fincher, se abordan posturas filosóficas y existencialistas, partiendo del nihilismo propuesto por Friedrich Nietzsche.

    Según Nietzsche, el hombre debe atravesar tres etapas de transformación espiritual para alcanzar la figura del “superhombre” (“Así habló Zaratustra”, Nietzsche, 1883-1885). Estas etapas, que el narrador de la película experimenta, reflejan una evolución desde la conformidad hasta la reconstrucción de la identidad a partir de cero.

    El personaje principal vive inicialmente en conformidad, llevando una vida monótona y materialista. La aparición de Tyler Durden marca el inicio de una nueva fase donde el protagonista se libera de las restricciones sociales y materiales, encarnando la etapa del “león” de Nietzsche. Finalmente, la destrucción de su entorno material y la desaparición de Durden simbolizan la transición a la etapa del “niño”, donde todo se reconstruye con un propósito claro y renovado.

    En el film El Club de la Pelea, el insomnio del narrador no es solo un problema físico; actúa como un catalizador que distorsiona su percepción de la realidad. Este trastorno del sueño lo lleva a cuestionar lo que es real y lo que no, ya que su falta de sueño afecta su capacidad para procesar y diferenciar sus experiencias de vida de manera clara. El insomnio hace que el narrador cree y luego se identifique con Tyler Durden, su alter ego, quien representa todo lo que el narrador desea ser, pero siente que no puede ser en su vida normal. Durden es carismático, libre de las restricciones sociales y materiales que atan al narrador. Esta creación de Durden es un mecanismo de defensa contra su insatisfacción y su incapacidad para dormir y descansar adecuadamente.

    La existencia de Durden permite al narrador explorar aspectos de sí mismo que normalmente reprimiría. Así, la película utiliza esta dualidad para intensificar su crítica a la sociedad de consumo. En un mundo donde la identidad personal a menudo se define por las posesiones y el estatus (el tener), la lucha del narrador simboliza la pérdida de identidad personal (el ser). En este contexto, Durden actúa como un agente de caos que desafía las normas de la sociedad consumista, intentando liberar al narrador de sus cadenas materiales y sociales, aunque de una manera extremadamente destructiva y autodestructiva.

    Freud (1900) en su “Interpretación de los sueños” discute cómo el individuo, en la sociedad moderna, reprime sus instintos básicos y los sustituye por objetivos socialmente aceptables, lo cual se ve reflejado en la lucha interna del narrador entre sus deseos reprimidos y su vida superficialmente exitosa.

    Según Freud (1900), el individuo, en la sociedad moderna, reprime todos sus instintos primitivos y los reemplaza por metas preestablecidas. La parte consciente del narrador consideraba que tenía todo, pero que aun así su vida carecía de sentido, y esto puede deberse a que no tenía metas totalmente reales, sino que estaba siguiendo lo que dictamina la sociedad, pero el protagonista necesitaba tener un verdadero propósito en su vida. 

    Por ello, el narrador es un nihilista, ya que a lo largo de las transformaciones explicadas por Nietzsche, él no quería seguir ningún patrón o paradigma establecido, sino que estaba en busca de su propósito para sentir que su vida tenía sentido. 

    El nihilista se caracteriza por estar en negación frente a todo principio religioso, social y político, tal como lo hace Tyler. Sin embargo, Nietzsche afirma que la última cosa que él pretendería “sería «mejorar» a la humanidad” y esto es abordado por Tyler con los sacrificios humanos, que no se refería a asesinar a una persona, sino a transformar su vida, pero ¿con qué fin? En una escena se puede observar que la puerta de la habitación de Tyler está llena de identificaciones personales de estos sacrificios, por lo que se puede deducir que para poder destruir una sociedad, tiene que haber gente que la conforme, que sean camellos, para que él como león pueda destruir.

    Es importante destacar que Tyler se opone totalmente al consumismo y todo lo relacionado con ello, porque considera que tienen un impacto negativo en la sociedad. Con un discurso marxista, considera que él junto con la sociedad secreta del club de la pelea podrían ayudar a la gente, destruyendo los edificios de las compañías de las tarjetas de crédito.

    Según Calkins (1893, p. 312) a menudo suelen olvidarse con rapidez imágenes oníricas que fueron muy vividas, mientras que entre las conservadas en la memoria son más fugaces y tenues. En el film el narrador no es consciente de sus acciones cuando la personalidad de Tyler toma el control de su cuerpo, hasta que se ve obligado a enfrentarse a la realidad y admitir que Tyler es parte de él y es una alucinación de su psique.

    Es entonces, cuando el narrador tiene que confrontar su alter ego, quien había tomado el mayor protagonismo, dado que él era quien hablaba en el club de la pelea, en el hospital por el narrador, era el líder entre ambos. El narrador tiene una pelea con Tyler (consigo mismo) porque su parte consciente no quiere hacer explotar los edificios de las entidades crediticias, pero su alter ego necesita ver su obra consumarse. Por ello, Tyler toma el control de la situación y nuevamente logra dejar inconsciente al narrador y llevarlo hasta un piso donde podrá observar todo el caos que se avecinará por el proyecto Mayhem. 

    Según Freud (1930), el ser humano vive en una eterna lucha entre sus pulsiones y su necesidad de unirse a la humanidad. De manera que el narrador, cuando despierta y nota que Tyler tiene un arma para amenazarlo, toma el control de la situación, siendo consciente de que para que exista su alter ego tiene que existir él (su yo). Enfrenta a Tyler nuevamente y se dispara a sí mismo para matarse, pero lo que logra es matar es a Tyler, quien es parte de él y renace como una nueva persona. De manera que el narrador pasa las tres etapas descritas por Nietzsche y logra llegar al niño, para construir su vida nuevamente. 

    Esta película refleja la historia de un hombre trastornado, con problemas emocionales, que no sabe manejarlos y que nunca ha buscado la ayuda para solventarlos. El narrador se puede considerar una persona deprimida, dado la cantidad de veces que intentó matarse, pero su instinto de preservación de la vida, lo hacía dudar al último minuto y no lo hacía, un claro reflejo es la escena final donde se dispara de manera diagonal. Asimismo, el cariño que siente por Marla es un estímulo positivo para que confronte a su alter ego, dejando en claro que él es quien tiene el control y el poder. Permite replantear si todo lo que dictamina la sociedad es correcto y que tan comprometida pueden estar tus anhelos por encajar en ella. 

    El narrador no solo sufre los estragos del insomnio, sino que aunque no sea dicho a lo largo del cortometraje, posiblemente sufra un trastorno esquizofrénico paranoide o el trastorno de identidad disociativa. Además, es una crítica directa al consumismo y capitalismo, pero partiendo de que ellos son el resultado del mismo y que aunque se intente destruir este sistema con trabajo duro, los cimientos del capitalismo se basan en eso. Por lo que Tyler replicó, a su manera, el mismo sistema que tanto criticaba, aunque intentó que todos fuesen iguales, por ello el hecho de que quería ser uno y dejar a un lado la individualidad. Por ello, se vestían igual, hablaban igual y se hacían la misma quemadura en la mano, tal como lo dice Freud de “lo heterogéneo se funde en lo homogéneo” (Freud, 1921, p. 7) 

    Por tanto, El Club de la Pelea no solo es una película sobre la disociación y el autodescubrimiento, sino también un estudio sobre cómo la privación del sueño afecta profundamente la estabilidad mental y emocional del individuo, un tema que sigue siendo relevante en la investigación psicológica contemporánea.

Mi calificación final: 4/5

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